Los ancianos necesitan de una nutrición especial para poder mantenerse fuertes y saludables. Además, es importante que sus menús se adapten a sus necesidades específicas. A continuación te contamos cuáles son las características principales de las dietas en las residencias de ancianos de la mano de los mejores profesionales del sector.
Análisis de las dietas en las residencias de ancianos
La esperanza de vida de la población ha aumentado muchísimo en las últimas décadas, pero sin duda resulta fundamental garantizar la calidad de vida de las personas mayores, y un aspecto fundamental a tener en cuenta en las residencias de mayores es la adecuación de la dieta de los ancianos a sus necesidades específicas.
Las personas mayores son especialmente vulnerables a los problemas como la malnutrición o el déficit de defensas. Los cambios sociales, fisiológicos y psicológicos que tienen lugar durante el envejecimiento condicionan en gran medida el estado nutricional de las personas mayores. De esta manera, es fundamental cuidar su alimentación en las residencias de ancianos, teniendo en cuenta también las patologías que presenta cada persona mayor.
De esta forma, los profesionales de la salud de las residencias de ancianos tienen la responsabilidad de adecuar sus dietas de forma personalizada para poder ofrecerles todos los nutrientes que necesitan para mantenerse sanos.
En este ámbito, los dietistas y nutricionistas tendrán que acogerse al reglamento UE 1169 de 2011 del Parlamento Europeo y el Consejo, que hace referencia a la información alimentaria facilitada al consumidor. Las personas mayores, o los familiares que estén a su cargo, tendrán que tener acceso a la información de los ingredientes de todos los alimentos que vayan a consumir en la residencia. También debe tenerse en cuenta la Ley 17 de 2011 de Seguridad Alimentaria y Nutrición, una normativa que viene a reforzar la seguridad de los ciudadanos a nivel de alimentación, y que promociona también hábitos de alimentación saludables a todas las edades, a fin de prevenir enfermedades.
Del mismo modo, como nos han explicado los profesionales de MiResi, cuya experiencia puedes contrastar revisando las diferentes residencias que ofertan en León en https://miresi.es/leon/, además de seguir esta normativa, los profesionales de las residencias deben tener en cuenta que deben asegurar a los ancianos unos nutrientes mínimos que les permitirán cubrir todos sus requerimientos nutricionales, así como compensar y evitar las situaciones de déficit y las carencias nutricionales de la mejor forma posible, teniendo también siempre en cuenta las diferentes intolerancias, enfermedades o trastornos que padezca cada individuo, a fin de poder adaptar su dieta al máximo para garantizar a cada persona mayor la mejor calidad de vida.
A nivel de energía, es fundamental tener en cuenta la cantidad de actividad física que realiza cada anciano, así como su gasto energético basal para poder mantener un buen balance energético adaptado a sus necesidades concretas. Por ejemplo, no será lo mismo adaptar la dieta a un anciano que todas las mañanas puede caminar varios kilómetros que a una persona mayor con movilidad reducida que no puede moverse de una silla.
Del mismo modo, para las personas mayores es fundamental asegurar un buen aporte de proteínas, a fin de minimizar la reducción muscular, sobre todo para las personas que tienen enfermedades crónicas. Los expertos recomiendan incluir unos 0,75 gramos de proteína por kilo de peso al día. Si un anciano tiene una carencia de proteínas puede llegar ver reducida su capacidad muscular, y tendrá muchas más posibilidades de caerse. Además, también puede llegar a experimentar alternaciones cutáneas, fatiga o edemas, que pueden llegar a empeorar o alterar, si esta persona estaba sana, su estado de salud.
A nivel de carbohidratos, un aporte de unos 100 o 150 gramos diarios será suficiente para los ancianos, aunque será importante escoger carbohidratos complejos y fibra, como por ejemplo cereales integrales y verdura, porque con la edad madura se pierde tolerancia a la glucosa. Además, si existen intolerancias, los expertos recomiendan evitar el consumo excesivo de lactosa y de sacarosa.
En cuanto a las grasas, los expertos recomiendan añadir grasa de calidad monoinsaturada en la dieta de los ancianos. Así como un poco de ácidos grasos saturados y poliinsaturados, pero en medidas más pequeñas, simplemente para incluir variabilidad en la dieta.
Las dietas de los ancianos en las residencias también deben garantizar un buen aporte de minerales esenciales para los mayores, sobre todo de minerales como el hierro, el zinc y el calcio.
En cuanto a las vitaminas, es fundamental incluir vitaminas del grupo B, y también Vitamina A, vitamina D y vitamina C. La fibra también es portante para los ancianos, sobre todo para prevenir los problemas de estreñimiento. En este caso, los profesionales recomiendan añadir cantidades saludables que no impidan la absorción de las vitaminas y de los minerales.
Del mismo modo, el agua es fundamental, incluyendo dos y hasta tres litros al día en la dieta de los ancianos sin problemas, ya que la deshidratación es otro de los males más comunes que suelen sufrir los mayores.
Teniendo en cuenta estas claves es posible establecer una dieta saludable para las residencias de ancianos, teniendo en cuenta siempre que debería ir acompañada de la práctica regular de ejercicio físico, siempre teniendo en cuenta el estado de salud de cada anciano, ya que esto aportaría efectos beneficiosos a las personas de la tercera edad. Del mismo modo, es importante tener en cuenta que, además de la nutrición para buscar la conservación de la salud de los ancianos y la adaptación de las dietas a sus necesidades específicas, la alimentación en la residencia también debe resultarles agradable, entretenida y servirles para permanecer activos y socializar con el resto de personas de la residencia.